56. El Girasol
Muchas veces discutí con la dueña de mi casa, ella decía que mis plantas eran sucias y que se veían mal. No me quedaba de otra, o ella aceptaba o nos íbamos de esa casa. Al final ella acepto.
Seneca creía que solo los ignorantes caen en la ira. Cómo buen filósofo estoico decía "que nada te sorprenda" "estar preparado". El enojo sucede cuando el presente se opone a nuestros deseos.
Mi girasol comenzó de una semilla germinada con el método del platito. La puse en un almacigo chico. Cuando tuvo sus primeras hojas lo plante en mi jardín. Tenía miedo que el gato lo sacará, lo rodie de piedras. También seguido podaban el pasto, y también tenía miedo que lo cortarán.
Su crecimiento fue muy lento. Bueno, lento para mí que soy humano, ya si lo pienso bien fue muy rápido. A los 6 meses ya estaba más grande que yo, y con una cabeza más grande que yo. Me sorprendí, por fin lo logré. Esa maldición que creía tener con las plantas y las semillas se fue. Hice crecer un girasol titánico. Fue como si hubiese tenido un hijo. Lo vi desde semilla y espero cuando sea grande me dé más semillas.
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