53. No rendirse




Empecé con 4 huacales y con las semillas que tenía, con jitomate, con papa, con ajos, con habas, con girasol y con melón.


Germinaron mis jitomates, y como la vecina tenía gatos pues rascaban la tierra y desenterraban todo. Les puse un plástico para que no lo hicieran, pero un día hizo muchísimo sol y se me achicharraron todos.


Me desespere mucho, pero como siempre en mi vida no me rendí. Sembraba y sembraba, una y otra vez, el sol o los gatos me tiraban mis plantas, pues entonces yo volvía, sembraba y sembraba, una y otra vez, una lucha entre la naturaleza y yo.


Platón dijo una vez "la felicidad a veces es una bendición, pero por lo general es una conquista". Tiene razón, yo estaba dispuesto a conquistar mi felicidad.


Le habla a mi tía de lo bonito de las plantas, de hacer su composta con sus residuos orgánicos. De una vida más tranquila, al fin y al cabo el confinamiento me obligó a eso. Dejé mi vida ajetreada y sin descanso. El confinamiento fue el descanso que necesitaba desde hace mucho. 


Mi tía me regaló en mi cumpleaños semillas, muchas semillas, zinia, lechugas, zanahoria, cebolla, calabaza larga, calabaza bola, brócoli, jitomate cherry, cilantro, espinaca y crisantemo. Le ayude a hacer un huerto en su casa también. Compré 5 huacales más y más sustrato. 


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