51. Confinamiento y la filosofía estoica
Cuando empezó el confinamiento en marzo, realmente todo cambió, yo nunca estaba en mi casa. Llegaba muy noche de la escuela solo a cenar y dormir, y despertaba apurado corriendo ya sea a clases, al gym o a ballet.
Realmente estaba muy desesperado encerrado, era raro estar en casa y descansar. Vi muchas series de Netflix, pero me sentía ansioso estando acostado todo el día. En parte fue un tiempo que necesitaba. Sabía que iba a estar en casa por meses y meses, así que decidí que no iba a estar toda la vida acostado.
Los filósofos estoicos como Epicteto dicen que es absurdo quejarse de algo que no controlas, que debemos poner la atención en las cosas que si podemos cambiar, que están en nuestras manos (casi siempre lo que podemos cambiar está dentro de nosotros).
Este es un principio que siguen muchas escuelas de psicología, más de 2 mil años y el estoicismo sigue siendo relevante.
Estar acostado me haría daño a mi salud física y a mí salud mental. En ese momento estaba un poco mal emocionalmente. Nunca he sido de los que se rinden fácil. Sabía que cuando volviéramos nada sería igual.
Los estoicos dirían que quejarse de la cuarentena, del confinamiento sería algo sin sentido, pues sucede y no lo podemos controlar, es mejor enfocarse en qué cosas puedo hacer y aprovechar ahora que estoy encerrado.
Decidí utilizar ese tiempo para hacer nuevas cosas. Hice muchos videos en Youtube, hice muchos tiktoks, hice streams de videojuegos, empecé a practicar yoga y rara vez ejerció.
Todo comenzó cuando compré una margarita y una cuna de Moisés. Estudios científicos dicen que el tener plantas ayuda a una mejor salud mental, baja el estrés y la ansiedad. Eso era lo que necesitaba.
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