50. Los Días de los Caballos

 



Estoy seguro que aquellos que ya no están con nosotros siguen vivos. Viven en nuestros recuerdos, en el legado que han dejado, en las palabras que nos marcaron o en cómo nos trataron. A veces resulta irreal cuando se van. Como si no fuese concebido en la mente que alguna vez todos vamos a partir. Tenemos la idea de la eternidad y lo infinito en nuestros corazones, aun cuando no alcanzamos a comprender en toda su amplitud lo que se ha hecho y lo que hará.

 En mi corazón rindo honor a los que se fueron, agradezco todo lo que hicieron, al final de cuentas si duele es porque fueron reales en nuestra vida, porque en cierta manera su partida fue una pérdida. Y aunque dicen que el tiempo lo cura todo, siempre estarán con nosotros.

 Benjamín Franklin dijo una frase muy cierta “Solo hay dos cosas seguras en la vida: La muerte y los impuestos”. Lo que no sabemos es cómo o cuándo moriremos. No vemos que la vida es tan frágil y tan valiosa. Lo que sí podemos hacer es valorar cada instante, cada respiro de las personas que más amamos, dejarles claro cuanto las valoramos, pues nunca sabemos cuándo será el último día, el último beso, la última risa o la última comida. 

Esto es algo que ya sabía hace tiempo, pero ahora con la pandemia, la muerte parece estar a la vuelta de la esquina. De hecho, siempre lo está, en mil variables cada segundo. El filósofo Marco Aurelio decía que deberíamos pensar en la muerte de vez en cuando, para revalorar nuestro camino y saber si lo que hacemos tiene una transcendencia.

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