41. Dueles
Sentí que me volvía a romper. Esta vez no estaba solo. Corrí a los brazos de Ulises. Sin embargo, no podía engañarme, no podía amarlo. Tal vez nuestras reacciones químicas eran diferentes. De verdad que lo intente, pero como dicen tontamente "el corazón no se manda". Ahora era diferente, ya no creía en él. A veces pongo en duda si en verdad me quiso. Si me engañe a mí mismo, imaginando todo en mi mente. Si es la trampa de la química del amor. Te atrapa y te vuelve su esclavo. Te ata con un hechizo de sentimientos desbordantes. Te hace tan adicto a ese sentimiento, que buscas más y más
Érase una vez que conocí a un chico, hermoso, alto, moreno, inteligente y muy interesante.
Érase una vez que me enamoré perdidamente de él.
Érase una vez que deje a alguien entrar a mi corazón a lo más profundo.
Érase una vez que viví la locura ardiente del amor.
Érase una vez que era feliz, que vivía en un paraíso.
Érase una vez que con alguien conocía el mundo.
Érase una vez que el cuento de hadas terminó.
¿Qué hice mal? ¿Acaso le pedía mucho? ¿No fui suficiente?
Nunca nadie me había hecho sentir tantas cosas. Desde hacer que mi corazón se detenga de amor, hasta romperlo en mil pedazos. Armando me rompió la vez que terminamos, me hizo polvo la vez de la purísima y me quemó en el infierno las primeras semanas de escuela cuando salía con muchos chicos. Mi corazón ha sido conquistado con la más grande de las fuerzas, el amor, fue gobernado por las fuerzas de la química, fue saqueado y destruido por la desilusión, fue dejado en las más profundas ruinas en la decepción, fue quemado hasta los cimientos en la indiferencia y orgullo.
Armando siempre fue alguien solitario. Una persona que se aísla de los demás, que pone un muro con el mundo. Cada día siento que ese muro conmigo crece.
Es extraño sentir que las cosas no son iguales con una persona. La trampa está en querer que las cosas nunca cambien. En aferrarte a cómo eran antes. Las cosas cambian, las personas cambian, los sentimientos cambian.
Con el aprendí a amar a alguien sin esperar nada a cambio. Aprendí a ser paciente. Aprendí a darle el espacio a las personas. Aprendí que no quiero en una relación. No quiero a alguien que me ignore, que no tenga tiempo para mí, que me haga sentir que un día si me quiere y que otro día no. Se que las relaciones no son fáciles y que requieren honestidad y tiempo.
Érase una vez que conocí a un chico, hermoso, alto, moreno, inteligente y muy interesante.
Érase una vez que me enamoré perdidamente de él.
Érase una vez que deje a alguien entrar a mi corazón a lo más profundo.
Érase una vez que viví la locura ardiente del amor.
Érase una vez que era feliz, que vivía en un paraíso.
Érase una vez que con alguien conocía el mundo.
Érase una vez que el cuento de hadas terminó.
¿Qué hice mal? ¿Acaso le pedía mucho? ¿No fui suficiente?
Nunca nadie me había hecho sentir tantas cosas. Desde hacer que mi corazón se detenga de amor, hasta romperlo en mil pedazos. Armando me rompió la vez que terminamos, me hizo polvo la vez de la purísima y me quemó en el infierno las primeras semanas de escuela cuando salía con muchos chicos. Mi corazón ha sido conquistado con la más grande de las fuerzas, el amor, fue gobernado por las fuerzas de la química, fue saqueado y destruido por la desilusión, fue dejado en las más profundas ruinas en la decepción, fue quemado hasta los cimientos en la indiferencia y orgullo.
Armando siempre fue alguien solitario. Una persona que se aísla de los demás, que pone un muro con el mundo. Cada día siento que ese muro conmigo crece.
Es extraño sentir que las cosas no son iguales con una persona. La trampa está en querer que las cosas nunca cambien. En aferrarte a cómo eran antes. Las cosas cambian, las personas cambian, los sentimientos cambian.
Con el aprendí a amar a alguien sin esperar nada a cambio. Aprendí a ser paciente. Aprendí a darle el espacio a las personas. Aprendí que no quiero en una relación. No quiero a alguien que me ignore, que no tenga tiempo para mí, que me haga sentir que un día si me quiere y que otro día no. Se que las relaciones no son fáciles y que requieren honestidad y tiempo.
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