52. Mi tierra arcillosa
Entonces recordé a Sócrates, el enseñaba que debemos juzgar nuestras creencias, y revalorar nuestros aprendizajes. En la escuela me aburría fisiología y botánica, yo quiero ser un divulgador, no un botánico. Debía cambiar esa idea (bendito método socrático)
Sócrates también decía que una vida sin reflexión no merece la pena. Me dediqué horas y horas, día tras día, investigando cómo se germina una semilla, el sustrato, las diferentes hortalizas, formas de plantar y cómo hacer un huerto.
Llegué a un vídeo en especial de Wini Walbaum, era un tour de su huerto, me sorprendió mucho como ella comía de su huerto, las diferentes especies de jitomates, calabazas y frijoles, me enamoré de ella y sus videos, creo que los vi todos en una semana.
Algo dentro de mí ya lo sabía, creo que todo se acomodó de tal forma perfecta, cómo si antes hubiese sido predestinado.
La tierra que tenía, era muy arcillosa, estaba llena de piedras, compactada, sin materia orgánica y sucia hasta con vidrios. Me hice una composta. Hice mi diseño, quería tener 14 cajas de madera, huacales.
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