27. LOS DÍAS DE GLORIA

En los días después que Edgar y Brenda me dejaron de hablar, la vida puso en mi camino a nuevas personas. La primera que conocí en la marcha LGBT de 2018 fue a quien ya había mencionado a Yuly, después en su cumpleaños conocí a Mildred, y al poco tiempo después en septiembre conocí a Giselle y a Pablo. Ellos se volvieron mis amigos profundos, por fin tenía a quien contarle todo lo que pensaba y no sentirme juzgado. Con ellos he vivido historias increíbles y recuerdos que guardo en mi corazón.

En esos días empezaba a salir a tomar con Giselle y Pablo cada semana. Tuvimos historias como la de Alberto, una vez Pablo me mordió mientras bailabamos, una vez me subí muy ebrio a concursar por una cerveza, muchas veces terminamos muertos, pero siempre nos cuidamos entre nosotros. Conocimos nuevas personas, hicimos muchos amigos y muchos enemigos. Había un grupo de los más populares de la generación y todos quedábamos de ir a tomar a bares o casas. Fiestas que duraban 3 días.

Iniciando el año de 2019 fui a un curso de Coaching en mi escuela. Yo ya había quedado de ir con Pablo y Gisselle a ese curso, sin embargo, no fueron. Ese primer día me sorprendí que había llegado un chico con el que salía Alberto. Es aquí donde empieza mi historia con Armando. Él siempre se sentaba frente a mí. Armando es un chico alto, moreno y delgado. Con una barba poco marcada, lo que sí tiene muy marcado es el bigote y sus cejas. El estuvo en el curso que duró dos semanas. Solo lo saludé el último día.

El lunes siguiente lo vi en el gimnasio, me saludo y lo primero que hablamos fue sobre el curso y nuestros planes del año. El dijo que quería aprender francés para conocer nuevas personas, yo dije que iba a hacer más vídeos en YouTube. En ese momento me di cuenta de su expansión en la oreja izquierda, la impresión que me daba era que tenía ondas hippies. Pasó esa semana en el gimnasio y yo trataba de investigar si era gay o no.

Pronto descubrí que sí lo era y sentía que yo le gustaba. Me coqueteaba de una manera muy extraña. Me miraba constantemente, me quería tocar los músculos, una vez trató de chupar mi dedo pulgar, lo cual me ponía muy nervioso. Él siempre iba al gimnasio entre las 11:00 am a las 12:00 am. Sin embargo, yo salía con más chicos.

Recuerdo la primera vez que comimos juntos. Guardo todo lo que le sobraba de comida en su bote del agua. Los días pasaban y cada vez nos conocíamos más. Una vez no llevo credencial al gimnasio y nos fuimos a las barras, ahí lo invite a una fiesta y él accedió. Quedamos de ir a comer juntos. Ese día después de comer, quisimos ir a los pastos y ver una serie. La serie era Maniac en Netflix. Nos recostamos en los pastos y empezamos a ver la serie. De pronto llegó una chica que vendía chocolate envinado, compramos uno de whisky y uno de tequila. Estaba un poco derretido así que lo podías comer con el dedo. Armando tomo un poco con su dedo y lo metió en mi boca. Yo tomé un poco del mío y hice eso. Lo que hacíamos era más sexy de la que suena. De pronto me miró a los ojos y me unto chocolate en los labios. Veía como se acercaba tan lento. Sentía su respiración. Sentí como sus labios, unos labios delgados como príncipe se juntaban con los míos. Mi primer beso con Armando, estando en los pastos viendo una serie.

Muchos dicen que recuerdas más el primer beso con la persona que te gusta que la primera vez que tuviste relaciones con ella. Eso es muy cierto. Este beso era especial. Desde que estaba en la secundaria, no había besado a ninguna otra persona sobrio. Es algo triste y extraño el que no me atreva a besar a nadie sin la valentía del alcohol. Él era diferente. Todo el día después de ahí estuve pensando en él. En su olor. En su sabor.

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