La Historia De Mis Memorias

Cuando veía a huerteros en YouTube, veía que tenían lombrices rojas, hablaban de la maravilla que eran. Subí imágenes de mi huerto a mis historias de instagram, un amigo me escribió, me dijo que él vendía esas lombrices. Decidí comprar 100.  Al principio tenía miedo, parecía que eran muy delicadas. Es una responsabilidad tener cualquier ser vivo. Y hubiese sentido demasiada pena si algo les pasaba. Las puse en mi composta. Sentía que eran muy pocas o muy pequeñas para una composta muy grande. Poco a poco fueron creciendo en número. Me di cuenta cuales eran sus huevos, y vi mini lombrices. Recordé de nuevo mis clases de zoología. Ellos eran Anélidos, por sus característicos anillos en su cuerpo. Vi como se multiplicaba la población. Y vi la gran obra que hacen en la composta. Su olor es peculiar, cómo a bosque mojado. Ahora son mis favoritas ❤️ mis aliadas. Son un símbolo de una tierra con vida y llena de nutrientes.

Siempre he luchado mucho en contra los trastornos de ansiedad. Cuando inicio un examen me bloqueo y me hiperventilo, de una forma irracional. Por dos años estuve en terapias psicológicas para tratar eso, sin duda la inteligencia emocional fue una de mis prioridades. En la escuela controlaba el estrés de la escuela yendo al gimnasio o saliendo con mis amigos. Cuando comenzó el confinamiento, pensé que sin el gimnasio y sin ver a mis amigos tendría problemas. duda, el tener un huerto me ayudo a bajar mis niveles de estrés, además hice de mi casa mi espacio. Lo decore con plantas y lo hice a mi manera. Adapte un lugar para hacer yoga y recupere una herramienta y pasatiempo que siempre me ayudo mucho. Una herramienta muy antigua es escribir un diario. Los griegos, como el filósofo Quinto Sixtio decía que debemos preguntarnos ¿Qué mal has remediado hoy? ¿Contra qué vicios luchas? ¿En qué sentido has mejorado? El mejor de todos fue Marco Aurelio, él tenía un diario llamado Medita...

Estás fueron las primeras lechugas y acelgas que comí. Fueron 4 meses, para cosechar por hoja. En la universidad no me enseñaron cómo cosechar una lechuga, eso lo aprendí de @winiwalbaum . Lo coseché por hoja. Así te dan más hojas con el paso del tiempo, no dejando que la hortaliza vaya a semilla. Creo que fueron las únicas que ningún animal de mi huerto se las comía. Algo que me di cuenta, es que no valoramos la comida. No vemos todo el tiempo que se lleva, los cuidados y la cantidad de agua que se usa. Estamos tan insensibles al comprar todo rápido en la verdulería o súper. Por eso se nos hace tan fácil tirarlo o desperdiciarlo, no vemos lo que realmente cuesta. Vivimos en un mundo que produce el alimento necesario para que ninguno tuviera hambre, y hay millones de personas sin comer en este momento. Eso sí es muy triste. Hacer tu huerto, te abre los ojos a la realidad de la comida. A valorar la bendición de tener comida en la mesa.

Pasaron 5 meses para que saliera su flor. Realmente creo que fue la que más lento crecía al principio. Sin duda fue con la que más aprendí la gran lección de la vida: nada es instantáneo. A diferencia del girasol, que creció 1.80 en 5 meses, mientras la zinnia en mayor tiempo alcanzo 80 centímetros. Cuando vi el botón me sorprendió mucho. Nunca había visto una figura así, tan perfecta. Cuando abrió, me sentí un poco descripcionado. Tanto tiempo y una flor tan pequeña. Conforme pasaron los días, abrió más. La observé mucho tiempo, con lupa en mano. Entonces entendí algo, es hermosa y compleja. Con un color tan vivo, tan irreal. La zinnia me enseñó a esperar, este mundo está acostumbrado a lo "fast", lo rápido, lo instantáneo. Vivimos en un mundo de un toque. Un toque y llega comida a tu casa, un toque y llegan flores hermosas, un toque y suena musica o ves una película. La vida real no es así, todo tiene un proceso, a veces largo. Y digo largo hasta ahora con la zinnia, cuando...

E ncontré unos huevitos amarillos detrás de las hojas de mi brócoli. Cómo buen científico curioso, decidí dejarlos y ver qué ocurría. A los días me di cuenta que tenía orugas. Pregunté en mi instagram, que debería hacer con ellas. Recibí muchas respuestas, la mayoría decían que eran plaga. Un compañero que está en el mariposario, Stan, me explico cómo cuidarlas. Lo hice, las alimente, las limpie, diario las observaba, hace mucho que no sentía esa curiosidad como un niño. Les puse nombre a todas. Cómo lo hacía Jane Goodall con los chimpancés. De hecho le he puesto nombre a algunas plantas, lagartijas y pajaritos. Los nombres de las orugas son las siguientes: Mari posa, Mari sol, Mari kita, Mari huana, Mari Anne y Mari una botella. Pues las orugas puparon, tuvieron su crisálida. Nunca antes había visto una. Es sorprendente. Espere dos semanas más, y una a una empezaron a eclosionar. La primera la libero mi mamá, la segunda mi hermana y las demás yo en las mañanas. Creo que nunca antes e...

Tengo grandes dificultades para aprender, me distraigo mucho, y caigo en el pánico o al estrés irracional cuando es temporada de exámenes. Ha sido una batalla que no siempre he ganado, más bien muy pocas veces ganó.  Desde secundaria me costó mucho trabajo aprobar mis materias, en CCH fue todo un reto titanico y la universidad es multiplicado al millón. Puedo decir que la mayoría de las cosas que sé, es por investigar por mi mismo. El aprender a aprender. Un filósofo chino llamado Confucio decía "Me lo contaron y lo olvidé. Lo vi y lo entendí. Lo hice y lo aprendí." A veces me cuesta pensar que soy un científico. Más porque el modelo que tenemos hoy (heredado de la Era Industrial) nos hace rígidos. Dejando de lado la curiosidad y despreciando la intuición. Siempre me han gustado muchas ramas del conocimiento: filosofía, medicina, psicología, biológia, historia y más. Siempre he creído que es una bendición querer aprender muchas cosas, pero el mundo te dice que debes ser exper...